Sunday, April 19, 2015

Pantalones

Un dia, conoci los mejores pantalones. Eran justo de mi talla, me quedaban a la perfeccion; eran gruesos, de un color azul muy bello. Cuando los probe me enamore perdidamente de ellos. Los usaba siempre, todos los dias: de lunes a viernes, a veces sabado o domingo. Aun cuando no los tenia puestos, sabia que estaban ahi guardados en mi closet. Su compañia fue de las experiencias mas gratas en mi vida. Con el paso de tiempo, se fueron manchando, estropeando. No me importo, le daban personalidad. Era inevitable caer en su juego, ¡olia tan rico! Olía a casa. Yo y mis pantalones, siempre con una sonrisa. Lamentablemente no duraron mas que un par de meses. Los trate de reparar, trate aún de usarlos, pero me di cuenta que entre más los usaba más se rompían. Cómo me traicionaron esos pantalones. Creí que duraríamos que serían para siempre, que no me iban a abandonar. Pero heme aquí, con un pantalon y un corazón roto. El último día que lo vi, fué cuando corri desesperadamente a tirarlos a la basura. Estaba tan rota, estaba tan rojo. Llore como nunca, rió como siempre. Mi rabia ante la decepción de aquellos pantalones era inigualable. En lugar de guardarme me expuso ante el mundo, mostrando mis partes desnudas, mis partes privadas. Con humillación me mostre ante la sociedad, sintiendo el profundo vacío que me causaba no tenerlos conmigo. El problema fué que yo crecí y él no. Los jeans se reciclan, pasan de mano en mano como trapo sucio. Y también los jeans, aunque no quieran, sienten el vacio de llenarse de piernas.




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